¨Ser oficial de MEVIR me dio una visión de vida compartida. No es lo mismo ser oficial de cualquier empresa donde uno se maneja entre pocos hombres.
Uno ya tiene que entrar con la cabeza mucho más abierta, porque debemos trabajar mucho más con mujeres que son la mayoría y no es lo mismo porque el trabajo implica muchas veces esfuerzo físico y hay que saber medir eso y enseñar adecuadamente. Ser oficial de MEVIR ha sido un placer, un honor, una enseñanza de vida.
He conocido lugares como el pueblo el oro, en treinta y tres de 422 habitantes donde hicimos 12 casas y estuvimos 1 año. Uno ve que hay lugares en Uruguay con gente muy humilde que van todos los días a hacer sus horas, gente que aveces se manejan con café y pan y que no tenían ni para comer. Uno que come bien y se da lujos, tiene que aprender a lidiar con personas que no tienen lo básico eso enseña a valorar las cosas.
He conocido gente por todo el país. En todos los pueblos por los que he estado he dejado una familia querida que se que me puedo quedar si lo necesito. Me retiro con altitud y orgullo de MEVIR esperando haber hecho las cosas bien en estos años¨